El Internet que conocĂ allá por el 1998 poco o nada tiene que ver con la red de redes actual. Los avances y la evoluciĂłn que han tomado han sido tal que el perfil del internauta ha terminado dándose la vuelta como un calcetĂn. Ya no estamos solos, no somos simplemente aquellos adolescentes con conocimientos previos de informática, ahora tenemos al lado amas de casa que comparten recetas en Facebook o cincuentones que ven series online. Básicamente todo un perfil de pĂşblico que allá por el año 2000 se mofaban de los que se quedaban en casa cada fin de semana intentando configurar un mĂłdem de 56k bajo Windows 98. No obstante esto ha traĂdo consecuencias positivas, aunque a veces no lo creamos. Todo este aluviĂłn de usuarios dispares ha conseguido algo muy complicado, ha democratizado las opiniones.
Ya no hace faltar ser un experto en ningĂşn tema para colocarle una baja puntuaciĂłn [★☆☆☆☆] a cualquier producto y conseguir que otra persona no lo compre por lo que tĂş has puesto, ya te llames como te llames y seas quien seas. Cualquiera puede decir lo que quiera, ya sea a travĂ©s de una red social y producir una concatenaciĂłn de reacciones en contra de una marca, criticar la comida de un restaurante y no recomendar a sus followers que vayan o hablar del nefasto servicio postventa de una tienda y conseguir que los más dudosos gasten su dinero mediante otras vĂas. Y esto señores usuarios en lĂneas generales, es muy positivo para los clientes, es decir para nosotros.
Y ahora voy al lĂo. Desde hace años se empezĂł a emitir una de las peores campañas publicitarias de la historia de la televisiĂłn. Cuarenta segundos en su versiĂłn más larga de una autĂ©ntica tortura auditiva. Un atentado audiovisual que me ha conseguido despertar de más de un cabezazo en el sofá con el corazĂłn a mil por hora, como a grito de NazgĂ»l.
OdiĂ© y odio la empresa a niveles a los que jamás serĂa cliente suyo. Le daba tregua, porque llego a entender un patinazo en cualquiera de los campos de la vida, pero jamás llegarĂ© a comprender la longevidad antinatural de cuatro años que ha supuesto el spot de Seguros Ocaso - El Sol de la Tranquilidad. BusquĂ© informaciĂłn al respecto porque os aseguro que no entendĂa nada.
He leĂdo en Internet que la mezzosoprano es MarĂa Callas y la obra del spot es la aria Casta Viva de la Ă“pera Norma de Viscenzo Vellini. Imagino que algo tendrĂa que ver con Isabel Castelo, presidenta de la compañĂa de Seguros Ocaso y otra gran voz de la Ă“pera. Nadie duda de la calidad de la misma pero sĂ del inoportunismo de incoporarla a dicha campaña publicitaria. Una de las muchas veces terminĂł por colmar la plenitud de mi paciencia y decidĂ enviarles un e-mail a marketinginfo@ocaso.es cuyo asunto rezaba lo siguiente:
"Vuestro irritante anuncio"
"SĂłlo quiero que sepáis que jamás en la vida tendrĂa un contrato con Ocaso por como me lleváis reventando los oĂdos durante años con el peor spot de publicidad de la historia de la televisiĂłn.
Si quieren hacer más clientes les recomendarĂa, desde mi humilde opiniĂłn, mandar a tomar por culo a la soprano que me bombardea los tĂmpanos cada vez que tranquilamente me siento en mi sofá con la intenciĂłn de relajarme viendo la televisiĂłn.
Un saludo de alguien que jamás será cliente suyo por culpa de su publicidad."
Fue la manera más correcta que encontrĂ© en ese momento para expresar lo que sentĂa. Y lo más gracioso es que el otro dĂa viendo la televisiĂłn me encontrĂ© con el nuevo anuncio.
Mi queja posiblemente serĂa una entre muchĂsimas otras, posiblemente otras mejores argumentadas y bastante más elegantes. Lo que quiero reseñar es el poder de la mente colectiva. Cientos o miles de usuarios anĂłnimos que terminan siendo capaces de modificar una campaña publicitaria orquestada por una empresa que factura millones de euros al año, que termina viĂ©ndose presionada por usuarios que probablemente no sean la mayorĂa ni clientes suyos. Yo fui uno más. Gracias a todos los que le presentáis de cualquier manera una queja pĂşblica. Todos formamos parte del poder de la democratizaciĂłn de Internet.
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abril 27, 2016
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