Mientras paseaba por su estructura con una impresiĂłn más grande que su propio tamaño me hacĂa demasiadas preguntas sobre todo lo que tenĂa delante. Si me concentraba bien casi que sonaban en mi cabeza todos los calificativos que los primeros vecinos le dirigirĂan, imagino, haciendo notable menciĂłn seguramente a un manicomio. SaquĂ© mi mĂłvil, algunas fotos y WhatsApp, sencillo gesto que hace unos años o era impensable o pagabas a precio de azafrán en forma de MMS. Curioso, todos los destinatarios me contestaron lo mismo: "¿La del anuncio de Aquarius?".- sonreĂ. El poder de la buena publicidad.
En Mejorada del Campo, Madrid, en unos terrenos familiares, Justo Gallego MartĂnez decidiĂł levantar con sus manos su propia catedral, la Catedral de Justo, asĂ como suena, ajeno a todo conocimiento arquitectĂłnico, ignorante de cualquier oficio relacionado con la construcciĂłn, fe como escuadra y cartabĂłn. Ello le ha llevado paso a paso a dejarnos para el recuerdo lo que ya es, aun sin finalizar, una estructura central de cuarenta metros de altura. Su ayuda no ha sido otra que la eventual recibida por algunos de sus sobrinos, voluntarios anĂłnimos y como no, los 30.000€ que pudo agenciarse gracias a los tres dĂas de rodaje que supuso el spot de Aquarius. Su cabeza es su dominio, su guĂa. No hay Autocad, ni 3DStudio. Es el patrĂłn, delineante y obrero.
A sus 88 años Justo lleva ya más de cincuenta trabajando en su gran obra, ofreciendo en ella solamente el reconocimiento a todas sus creencias. El miedo al contagio del resto de la comunidad le expulsĂł del convento de Santa MarĂa, en Soria, en el que ingresĂł años atrás. Su camino espiritual se vio truncado. La tuberculosis fue quien sin pretenderlo le dio ese giro a su vida. Bajo toda apuesta perdida, Justo se curĂł y fue aquĂ cuando en silencio decidiĂł agradecerle a Dios a su manera. Supongo que tras la cantidad de vaivenes a los que se vio sometido el bueno de Justo no sĂ© si encontrarĂa a Dios en su camino, lo que si quiero creer es que lo que se encontrĂł fue a sĂ mismo.
Tras leer sobre su historia en la misma información que nos ofrece, tras subir por sus escaleras, pisar sus chapas soldadas y bajar a la cripta, no pude más que sentirme insignificante ante la majestuosidad de un hombre capaz de demostrar al mundo que al significado de la palabra imposible siempre se le pueden dar un par de patadas para mandarlo más lejos de lo que nosotros pensamos.
Hubo un detalle que me hizo ver que la sensatez dominada bastante más su cabeza que cualquier tipo de locura fácilmente asignable a alguien capaz de hacer lo que está haciendo, una patada en la boca a todos los que antes de comenzar un proyecto lo primero que hacen es pedir de los bolsillos ajenos. Un reportero quiso buscar la polĂ©mica, quiso enfrentarlo a la negatividad que habĂa recibido de la propia iglesia, del propio estado, cuando ni tan siquiera Ă©l habĂa llamado a sus puertas para pedirles nada. RespondiĂł tal que asĂ: "No, ahĂ ya te has colado, no es el obispado, son los cristianos los que tienen que levantar la iglesia. Y nada de pedir al estado. Los cristianos mantenerla". Bravo.
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FotografĂa
junio 5, 2013
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Siempre me he preguntado quiĂ©n darĂa la licencia de obra si no hay arquitecto que firme un proyecto... y de no tenerla ¿por quĂ© le dejan seguir? ¡¡¡Ese hombre debe ser muy grande!!!
ResponderEliminar¿Te pondrĂas hasta nervioso con tanta asimetrĂa, no?
Para encuadrar es altamente complicado. No hay manera por dónde cogerlo, ni las escaleras, ni las barandillas, ni la cripta, ni nada mantiene una proporción simétrica. Todo desborda. La verdad es que es genial que sea asà cuando tras subir la escalinata y pisando las abombadas chapas soldadas llegas a comprender que todo eso lo hizo un hombre.
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